HABANERA

Cualquiera podría decir que una habanera es cosa ajena en un danzante: nada más lejos de la realidad. Este tipo de ritmos se pusieron de moda en nuestras tierras a finales del siglo XIX, en tiempos de la guerra de Cuba, traídos del Caribe (cf. Las zarzuelas de Chueca o  Los sobrinos del capitán Grant de Caballero).

Herramientas utilizadas: palos

Las bandas de música las incorporaron enseguida a sus repertorios, al igual que los gaiteros —como demuestran claramente los cuadernos de Julián Romano, gaitero y músico estellés—, por lo tanto, los danzantes no se iban a quedar atrás. Seguramente  entre las danzas de los pueblos situados en las faldas de los Pirineos se conservaron mejor las melodías antiguas, por eso tenemos pocas habaneras allí (Ochagavía, Yebra de Basa, etc.), pero conforme nos dirigimos al sur, son más habituales. Hay en Ainzón, en Borja con el nombre de Rumba, en Molina de Aragón etc. La nuestra la confeccionaron Jesús Pomares y Paloma Briñol. 

Los Danzantes de San Lorenzo en la ruleta de la Habanera
Los danzantes bailan moviendo las caderas y golpeando sus palos entre sí y con los de los otros danzantes. En esta danza se efectúa una ruleta donde cuatro danzantes giran por fuera en un sentido y otros cuatro lo hacen en sentido inverso por el interior. Se cambian cuatro veces de posición, hasta acabar en el lugar opuesto al que han comenzado.